Existen diferentes soluciones para la captura de CO2. Algunas se basan en dispositivos que llevan a cabo procesos físico-químicos, como los sistemas de captura directa en el aire o DACCS, y hacen un uso intensivo de energía y suministros (reactivos químicos). Por el contrario, las soluciones basadas en la naturaleza aprovechan las capacidades fotosintéticas de las plantas para disminuir las concentraciones de CO2 en la atmósfera y almacenar carbono en sus tejidos.
Entre todas las alternativas que se pueden aplicar para secuestrar carbono, en Cambium hemos elegido aquella cuyos efectos son mayores, más probados y escalables: plantar árboles y crear nuevos bosques como la forma más rápida y rentable de aumentar la captura y el almacenamiento de carbono, proporcionando al mismo tiempo beneficios medioambientales y sociales.
Cada crédito de compensación de carbono corresponde a una tonelada métrica de CO2 reducido, evitado o eliminado (o gas de efecto invernadero equivalente). Los proyectos que los generan pueden listarse en una plataforma pública, pero no es hasta que las capturas han sido certificadas por una parte independiente bajo normas estandarizadas fiables, cuando los créditos pueden comercializarse. Las empresas que adquieren créditos de compensación de carbono pueden conservarlas o utilizarlas para compensar la emisión de una tonelada de CO2 o gases de efecto invernadero equivalentes que emitieron con su actividad. Cuando un crédito de compensación de carbono se utiliza con este fin, se etiqueta como retirado, por lo que deja de ser comercializable.
Llamamos proyecto a toda iniciativa de forestación o reforestación que Cambium desarrolla para generar créditos de compensación de carbono con los que comerciar, y ayudar así a las empresas que quieren compensar su huella de carbono a través de nuestras soluciones.
Los bosques del mundo almacenan aproximadamente 400 gigatoneladas de carbono: esto equivale a algo más de una década de emisiones anuales de combustibles fósiles al ritmo actual.
Antes del Neolítico, el 57% de la tierra habitable estaba ocupada por bosques; hoy lo está el 38%. En conjunto, la superficie forestal se ha reducido en un tercio en los últimos 10.000 años, ya que nuestros antepasados recurrieron al desbroce y a los incendios provocados para generar nuevos pastos y tierras de cultivo, una práctica que continúa hoy en día en muchas regiones, aunque en otras, como en Europa, la superficie forestal lleva creciendo más de 100 años.
Cuando un bosque deja de existir, dos fenómenos aceleran el calentamiento global: por un lado, su reserva acumulada de CO2 se libera a la atmósfera si su madera se quema o se descompone y, por otro, deja de producirse la captura e inmovilización del carbono producido por su metabolismo.
Entre todas las soluciones potenciales que abordan la captura de carbono, las Soluciones Climáticas Naturales son las más rentables y escalables dado el actual estado del arte del resto (por ejemplo, BECCS y DACS):
LATAM mantiene un buen equilibrio entre el potencial de restauración forestal, los costes operativos de la silvicultura y la estabilidad política, lo que se traduce en un rendimiento previsible de los proyectos en términos de logros de captura de carbono y productividad económica.
Nuestros proyectos tienen distintas certificaciones
Certificaciones de buenas prácticas de gestión forestal (como FSC)
Generación de Compensaciones de Carbono a través de estándares globales (Verra VCC, BioCarbon Registry BCR, o Gold Standard, entre otros)
Certificación de impactos positivos sociales y en la biodiversidad a través de programas como el CCBS de Verra, entre otros.
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